Cuando Ella Nos Miró
Recuerdo muy bien las palabras de una persona justo al día siguiente que nació mi hija Niah Siara. Hoy, tres años más tarde, sé que hablaba por experiencia.
– No puedo hacer mucho en estos días – dije muy emocionado y trasnochado – anoche nació mi primer bebé.
– Felicidades – respondió al otro lado del celular – no te preocupes dejemos este trabajo para la otra semana. Contame que fue tu primer bebé.
– Es mujercita – respondí.
– Lo mejor que te pudo haber pasado – fue la respuesta inmediata – mi primer bebé es mujer y es lo mejor, te digo, son cariñosas, soy el papá más feliz, te cuidan, eres como su héroe personal y privado. Felicidades Willy.
– Muchas gracias – dije.
– Cuando tu hija sea más grande vas a ver por qué te digo todo esto. Es lindo tener una hija de primero.
– Mira yo estoy feliz con mi hija, estamos chochos- respondí emocionado.
– Me imagino. Mira, como te digo dejemos el trabajo para la otra semana y disfruta estos días. Charlamos después, ¿listo? y felicidades a tu esposa igual.
– Gracias, un abrazo – me despedí.
Tres años. No parece mucho, no suena a una gran cantidad; pero pudieran ver los recuerdas, las sonrisas, los abrazos y los besos que compartimos, cada día hasta hoy no son suficientes para contenerlos.
En cierta manera, mi amigo tenía razón; pero puedo agregar que tener una hija es una gran bendición, una responsabilidad adicional y un reto para padres valientes. El mundo cambió, mi interior se transformó, soy más sensible y tengo muchas razones para respirar y suspirar.
Hoy, mi hija cumple 3 años, o como lo diría ella: “hoy e mi pfutaño feli” y lo celebramos junto a ella, compartimos su sonrisa y sus caricias. Gracias a Dios por este día.