De nada sirvió el saludo, de nada sirvió esa cita en la esquina, el estirar el camino para evitar el final de la charla, de nada sirvieron las canciones, de nada sirvió que le diga: usted es la culpable de esta sonrisa; no sirvió de nada la cita en la quinta estación. De nada sirvieron las risas, los abrazos, el soñarte solo porque sí; de nada sirvió que te cante para dormir, no sirvieron las noches de historias. ¿Qué tanto se vive sin nada? O tal vez entiendo mal la vida y se trata de dejar todo para quedarse sin nada, tratando de demostrar que puedo amar; pero, de igual manera, al final eso de nada sirvió.
