Redes Sociales: Arma De Doble Filo
Soy de los que piensan que estar en las redes sociales y participar de las mismas, es una manera genial para darse a conocer al mundo, obtener información, mostrar noticias, conocer a personas sin necesidad de verlas personalmente e intercambiar conocimientos.
Tengo experiencias increibles sobre todo esto, personas que ni he visto y me han ayudado mucho en mi trabajo; pero por otro lado, estas maravillosas herramientas pueden ser mal usadas y pueden perjudicar a muchas personas.
Acabo de leer que un falso perfil en Twitter del filósofo Jürgen Habermas generó una inusitada reacción entre los miembros de la plataforma de microblogging, esa cuenta acumuló unos 6339 seguidores; pero el gran detalle es que el mismo filósofo dice: “No, esta es otra persona. Se trata de un mal uso de mi nombre, ni mi cuenta de correo electrónico no se encuentra disponible de forma pública”.
Por otro lado las redes sociales también son usadas por delicuentes, por lo menos eso sucede en USA, lo curioso del caso es que los investigadores de la policía ya saben como identificarlos.
Es cierto que al entrar a las redes sociales somos visibles al mundo, ¿cómo nos ven? – eso depende de nosotros.
Por eso hay que leer bien sus reglas de privacidad.
Sí,… las redes sociales son un arma de doble filo, concuerdo con eso y por muchos motivos todavía más peligrosos que un simple robo de identidad.
Pero también es un experimento sociológico enriquecedor y una forma de conocer la riqueza o la pobreza interior de nuestros “amigos agregados”, basta con ver sus perfiles y su forma de comportarse, de exhibirse, de comentar y compartir su forma de ver y sentir el mundo que los rodea, de sus puntos de vista, de su forma de defender o silenciar lo que verdaderamente opinan o piensan, en un mundo donde solo se controla lo que se expone, donde se subraya lo que creemos que nos adorna, compromete, o lo que queremos que el resto sepa de nosotros con el fin de empatizar con ellos, es por eso que la mayoría se preocupa de como lo ven los demás, y donde el verdadero objetivo de todo es salir del anonimato.
Y cuando nos damos cuenta de toda esta ilusión, es entonces cuando dejamos de ser títeres preocupados por nuestra imagen y nos convertimos en incitadores de reacciones y opiniones…al final poco importa si es malo o bueno, lo importante es que haya una reacción. Bienvenidos al Hotel California del siglo 21, puedes entrar y disfrutar, pero nunca podrás salir.